Hemos leído una y otra vez que la pandemia ha dejado huellas en casi todas los aspectos de la vida, y en especial las relacionadas con el trabajo y el día a día de las personas. En ese marco, los muebles no han sido inmunes a este cisne negro. Y como consecuencia de ello, y de otros factores que ya venían incidiendo en el mercado, existen algunos muebles que de a poco van dejando de usarse, mientras que otros emergieron como estrellas dignas de prestarle atención.
Si bien no hay una estadística oficial al respecto, lo relevado entre diferentes actores del mercado indica que lo más vendido, en estos últimos tiempo, fue el escritorio home-office, ya que es pequeño y práctico para usarlo desde el hogar. En el contexto reciente, las familias, con 3 o 4 integrantes, necesitaron un lugar personalizado para trabajar simultáneamente o asistir a las clases online. Mientras que quienes viven en espacios reducidos, requirieron más superficies de apoyo horizontales para la realización de diferentes tareas.
Si bien esta tendencia se fortaleció durante la pandemia, la preferencia por ese tipo de escritorios no es nueva. Desde hace unos años, con la masificación del ordenador portátil en detrimento de la computadora tradicional, este mueble se reconfiguró en una opción más pequeña, flexible y liviana de no mucha profundidad, que se multiplicó en Estares y dormitorios.
También vale aclarar que, si bien las posibilidades hoy son muy variadas, en muchos casos no son muebles específicamente compactos, sino que se componen por ejemplo de un tablero, dos apoyos y una cajonera. Mas allá de que existen algunos integrados y de muy buena calidad. En cuanto al diseño, lo más importante es que se trate de un mueble liviano -física y visualmente- de líneas simples, y con fácil conectividad, ya sea exterior o incorporada.
Otra tipología de muebles que también fueron muy demandados, son aquellos relacionados con el poder sentarse, a trabajar o relajarse: allí, sillones, futones y sofás picaron en punta.
Los que perdieron
Así como algunos muebles ganaron protagonismo, por efecto de la pandemia y la profundización de tendencias previas, hubo otros que vivieron exactamente lo contrario. De esa manera, durante la virtualidad que impuso la cuarentena, se transformaron en obsoletos los grandes espacios de trabajo. En tal sentido, así como creció el home-office, el mobiliario corporativo sufrió una gran baja en sus ventas. En algunos casos, con fábricas mutando a proveedoras de muebles domésticos.
Por otro lado, está ocurriendo un fenómeno de transformación, dimensional o funcional, de algunos muebles, como los usados para la cocina o apoyar la TV, un producto que lógicamente va de la mano de la evolución del artefacto.
En realidad, los técnicos y desarrolladores que pensaron el nuevo formato de televisores, los de pantalla plana, lo hicieron sin que se necesite de un mueble soporte, más como una “ventana” o como una delgada lámina de imágenes para ser colgadas en una pared, que como un objeto a ubicarse sobre algo.
Por esto es que, la famosa mesa de TV, de apoco comience a desaparecer.
El rol de la tecnología
Los avances tecnológicos, la reducción de espacios de almacenamiento y la necesidad de conectividad hicieron que muchos objetos se reconfiguraran, o directamente desaparecieran, como el mencionado recientemente mueble para TV.
Sin embargo, en general, lo que existe es más una transformación que una desaparición. Pocas tipologías de mobiliario se han extinguido. Los viejos arcones se transformaron en placares y cajoneras. Los antiguos muebles de televisores, en rack componibles.
Asimismo, ocurrió que en la última mitad del siglo pasado y lo que llevamos de este, la humanidad ha logrado acumular en su hábitat objetos como nunca antes en la historia lo había hecho. Y esos objetos (libros, recuerdos, ropa, tecnología) necesitan un lugar para que no estorben el paso constantemente.
Los muebles, en este marco, generalmente responden a dos dimensiones: la función y la relación con el cuerpo. A partir de allí, la función de guardar, almacenar, trabajar, operar, y sus modificaciones hicieron que este mobiliario se transformara.
En tanto, los que tendrán más chances de perdurar o ganar espacio en el futuro, serán aquellos que presenten flexibilidad adaptativa, los que sean responsables con el ambiente, y los que tengan en cuenta la naturaleza interior de las cosas y las casas.
También aquellos que sean productos de correcto funcionamiento, cuya obsolescencia no impliquen el deterioro o el mal envejecimiento. Esos que más que ocupar un espacio, logren colonizarlo y se transformen en una interfaz operativa entre el habitante y su confort.
Por Jonny Gallardo, arquitecto y profesor titular de Grado y Posgrado de Diseño de Muebles en FAUD UNC y universidades de Montevideo y Asunción. Coordinador del concurso internacional de diseño de muebles Blancoamor Diseña!